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Entrevista en Vogue: Así descubrí que tenía inflamación crónica

Inflamación crónica: sus efectos en la salud física y emocional

Llevaba tiempo sintiendo que tenía poca energía y mucha dificultad a la hora de concentrarme; mi ánimo no era precisamente el mejor. Me había vuelto pesimista e irritable y mis digestiones se estaban volviendo pesadas. Parecía simplemente una mala racha, un cúmulo de pequeñas molestias que, en apariencia, poco tenían que ver entre sí, y que le atribuía a mi propia incapacidad para gestionar ciertas emociones. Sin embargo, mis problemas digestivos me hicieron acudir a una nutricionista que le puso nombre a lo que me estaba pasando. “Inflamación crónica o de bajo grado”, me dijo una vez hablamos de mis hábitos, mi estilo de vida y mis síntomas (y que corroboró con mi analítica). No terminaba de comprender qué querían decir estas palabras, ni en qué zona de mi cuerpo había inflamación y cómo podía estar afectando a áreas tan dispares de mi salud.